El regreso al futuro de Casacuberta, Bellonci y Martorell

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La remezcla es uno de los conceptos claves de la 10a edición de ZEMOS98. Y David Casacuberta y Marco Bellonci son dos directores de taller que lo saben bien. Es por ello que en “Grab & Remix” el plagiarismo, la cultura libre y el trabajo colectivo han sido los motores de la actividad. Concretamente, como explica David Casacuberta, el taller “trata sobre el proceso de apropiacionismo de la cultura digital”.

“Jugamos con los conceptos de cultura libre, cultura del remix…”, continúa diciendo el catalán. Cuenta que este concepto del que parte “X Reloaded”, un trabajo anterior del que germinó “Grab & Remix”. En él conjugaban las obras de El Quijote y Matrix.

La complicidad entre los directores es aplastante: son capaces de hilvanar un mismo discurso complementándose, enriqueciéndose sin pisarse ni redundarse. Es por ello que Bellonci puede continuar con la explicación de su compañero con la misma naturalidad como si de una sola persona se tratara. Añade que “es un proyecto que ya ha salido de utilizar piezas de varios artistas como si estuvieran trabajando sobre El Quijote en conmemoración de la cuarto centenario de la obra cumbre de Cervantes”.

Pero, a diferencia del proyecto quijotesco, en “Grab & Remix” son los propios participantes quiénes eligen qué autor desean tratar y qué
obra prefieren modificar/ complementar/ apropiar. “Con esto
pretendemos tratar los temas de copyright, cultura libre…”, especifica
Bellonci.

Grab & Remix regresa al futuro, al futuro del punk. Marco Bellonci explica en este sentido que lo digital tiene una historia “al revés de la música, que empezó sinfónica y por hastío se fue convirtiendo en punk”. Por su parte, “el arte digital comenzó punk, de repente se quiso un poco sacralizar el medio y ahora vuelve a ser punk”.

“Es un taller un poco extraño”, comienza avisando Joan Carles Martorell, el director de “¿Alguien dijo contenidos?”. A través de él pretenden “reflexionar sobre los contenidos de proyectos audiovisuales, de la industria cultural en general”.

Sin embargo, “la industria cultural en general” es demasiado amplia, con la extensión brutal de lo infranqueable. Es por ello que Martorell ha querido centrarse en contenidos de la industria cultural popular de masas, en la que cuenta que “se está generando algo que pocas veces sucede”. Con esto se refiere a que “la alta cultura, la cultura endogámica de élite, de alguna manera está quedando fascinada por una serie de productos de cultura de masa o cultura popular, como pueden ser algunas series de televisión contemporáneas, como Perdidos o Los Soprano”.

Pero el taller no se limita a teorizar, sino que además analizan en grupo “lo que está sucediendo en este tipo de productos de la televisión americana, por qué está fascinando a grupos muy importantes de todo tipo, de toda clase”, o, lo que es lo mismo, cuál es el secreto de su éxito. Con esta dinámica, tras cinco días de trabajo han logrado plantear una hipótesis: “más allá de que las series están muy bien hechas y muy bien producidas, el secreto está en los contenidos. Son series muy profundas, muy complejas e interesantes que tratan al espectador de una manera inteligente”.

Pero las series no son el fin, sino un paso más. “A partir de reflexionar sobre este hecho concreto, lo hemos extrapolado a otro sector que es el de los medios”, recuerda Martorell. “¿Por qué la ciencia ficción ha entrado en una especie de crisis o una estrategia en la que el presente ya es el futuro?”. La respuesta no está en la pregunta, es la pregunta. ¿Quién da más?

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